El Sevilla volvió a perder en casa 0-2, ante un Málaga al que le bastó con dos chispazos en la segunda mitad. Nervión explotó contra Del Nido.
El objetivo a final de temporada parece ser un oasis en el camino del Sevilla F.C. El equipo realizó una buena primera mitad en la que los malacitanos no tuvieron ninguna ocasión clara de gol. Negredo, Navas, Rakitic y un Perotti en progresión, se entendieron en unos primeros cuarenta y cinco minutos claramente de dominio sevillista. Aunque el problema del conjunto hispalense no es el control del balón, sino el gol, e incluso con Negredo en el césped, el vallecano no es suficiente. Los de Nervión en dos años han pasado de tener a Luis Fabiano, Kanouté y Negredo, a disfrutar tan sólo del último y en el banquillo tener a Babá, que ayer ni siquiera se sentó en el banco.
Otra de las carencias del equipo esta temporada es que piensa que los partidos duran cuarenta y cinco minutos. Tras el descanso y el gol del Málaga, el Sevilla volvió a descomponerse una vez más. Un grupo carente de reacción, de la casta y el coraje que ilustran su himno, y lo más relevante, que no cree en sus posibilidades. Cuando el viento sopla en contra, pocos son lo partidos sacados adelante por los sevillistas. La lúgrube cara del equipo se contagia a la grada, ayer semivacía, en una noche fría pero de partido importante. Es necesario también un poco de autocrítica.
Cuando los pitos y los cánticos llenos de descontento vienen de que aquellos que deben animarte, todo se tuerce. Esto se agrava si en el sesenta y nueve de partido, Joaquín con treinta y tantos, y haciendo la temporada de su vida, le coge la espalda a Fazio y éste le hace penalti. Cuatro partidos lleva el Sevilla sufriendo expulsiones, algo que se debe corregir desde el banquillo. El conjunto hispalense no se levanta. Y por si fuera poco, Perotti y Rakitic serán bajas por lesión el próximo jueves en Anoeta.
Al final del encuentro, los aficionados dirigieron su ira hacia palco. Los cánticos "Del nido vete ya" alfloraron. Sin embargo, lo único que ocurre en la planta noble del club es que el presidente cada día compra más acciones y además es refrendado en el cargo por seis años más, tal como ocurrió en la última junta general de accionistas. La afición sevillista está cansada de que se le venda un equipo que no tiene alma, y unos objetivos que recuerdan al pasado. Quizá haya que empezar a admitir la mediocridad de la escuadra que en dieciséis jornadas suma 19 puntos. Desde el año 1999/2000 no sumaba el Sevilla tan pocos puntos a estas alturas de campeonato. Casualmente aquel año el Sevilla descendió.
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